En el Baixo Miño encontramos arte, historia y tradición hecha en piedra. Milenarios grabados rupestres (petroglifos), antiguos castros de impresionantes vistas y recintos donde, cada primavera, los caballos que se crían en libertad en la Serra da Groba, son reunidos en el interior de cierres pétreos para la celebración del curro. Junto todo a este patrimonio material también perviven numerosas historias, tradiciones y asombrosas leyendas.
En cuanto al patrimonio arqueológico, podrás observar petroglifos de buena accesibilidad y bien señalizados como en A Pedreira (Oia), Santa Trega (A Guarda), O Ghorghalado (O Rosal), Monte Tetón (Tomiño) y Alto do Coello (Tui). En este enlace podrás consultar un artículo que escribí para Metropolitano.gal. Es una especie de road trip en el que podrás visitar algunos de los mejores ejemplos del arte rupestre del Baixo Miño.
Pero si, además de estos enigmáticos grabados de 4.000 años de antigüedad, quieres conocer otras joyas arqueológicas del Baixo Miño, no dejes de visitar el castro del monte Trega, uno de los mayores del noroeste peninsular.
A continuación van algunas ideas que te dejarán «de piedra». Y, en todas ellas, la historia, el arte y la tradición están presentes:
Visitar el castro de Santa Trega (A Guarda)
Hay quien cree que los castros son esas “cabañitas redondas de piedra”, pero lo cierto es que llamamos castro a un poblado fortificado de la Edad del Hierro (del 800 antes de Cristo hasta aproximadamente el cambio de era). Asentamientos amurallados que, en Galicia, se caracterizan por sus construcciones en piedra y que, además de viviendas, también contaban con otro tipo de construcciones.
En un alto con impresionantes vistas a la desembocadura del río Miño se encuentra el castro del monte Trega, un yacimiento arqueológico espectacular por sus dimensiones y los hallazgos que han ido apareciendo en las distintas campañas arqueológicas desarrolladas. Las primeras a principios del siglo XX y las más recientes hace tan solo unos años.
En el monte Trega podrás observar reconstrucciones de las típicas cabañas castreñas, dos zonas con las estructuras consolidadas (el barrio Calvo y el de Mergelina) y la muralla con su monumental puerta de acceso norte. Visitando el lugar contemplarás los cambios en las distintas fases de ocupación de este poblado y entenderás un poco mejor cómo era la vida allí arriba.
Además, en la zona más alta del monte podrás visitar varios miradores, la capilla dedicada a la Santa (de gran tradición) y el museo arqueológico, que custodia una selección de los materiales hallados en las diferentes excavaciones. Los objetos que allí se muestran nos ayudan a entender el día a día de las personas que se asentaron en esta zona. Hombres y mujeres que se asentaron en un lugar estratégico y que, además de dedicarse a la agricultura, pesca y ganadería, también desarrollaron una importante actividad comercial.
Las vistas son impresionantes, fruto de una ubicación estratégica que permitió a los pobladores del lugar tener un control visual importante del estuario del Miño (río navegable), la desembocadura y del océano Atlántico, así como de otros montes cercanos donde existían castros vecinos.
El Monte Trega ofrece un sinfín de opciones para disfrutar y conocer nuestra historia más antigua. Si te apetece descubrir sus encantos con Amodo Turismo, contacta sin compromiso.
Castros y petroglifos con vistas al mar en Oia
Sin salir del Baixo Miño, en Oia podemos encontrar multitud de pequeños castros costeros y estaciones de arte rupestre orientadas hacia el mar. Se trata de auténticos “miradores arqueológicos” donde contemplar la puesta de sol es uno de los planes imprescindibles de la zona. A la vez que disfrutas de la brisa marina, el olor salado y la música del oleaje, divisarás un horizonte infinito teñido de los colores anaranjados del atardecer.
En la Ruta Máxica de Oia existen varios puntos de interés con fácil acceso, como A Cabeciña (castro y petroglifos), el Cano dos Mouros (castro-mirador) y los petroglifos de A Pousadela y A Pedreira. Los castros no se encuentran musealizados (no verás las cabañas, que se encuentran bajo tierra), pero sí están señalizados con paneles y funcionan como miradores de excepción. Si tienes ocasión, te recomendamos alguna de nuestras visitas guiadas nocturnas, pues la profundidad de los surcos se puede apreciar mejor con la iluminación adecuada.
Otro lugar de interés arqueológico e impactantes vistas es el denominado castro de Chavella. Allí podrás apreciar la imponente muralla y una interesante panorámica de la costa oiense y la sierra da Groba. Muy cerca de él se encuentra uno de los puntos desde los que se practica vuelo de parapente en Oia.
Enigmáticos grabados prehistóricos y alcornoques centenarios en O Rosal
En la parroquia de As Eiras, en O Rosal, podemos encontrar los petroglifos de Ghorghalado. En este caso no se trata de grabados rupestres hechos sobre roca granítica (que es lo más habitual) sino grabados sobre esquisto. Aquí podrás ver un conjunto de rocas con gran cantidad de grabados prehistóricos (los estudios arqueológicos localizaron más de 300), sobre todo de líneas curvas, cazoletas (que en Galicia llamamos coviñas) y círculos concéntricos.
Muy cerca podrás ver una roca con grabados históricos en forma de cruz y, recorriendo unos 500 metros llegarás hasta las impresionantes Sobreiras da Madalena, un conjunto de alcornoques de más de 400 años de antigüedad. Llaman la atención sus gruesos troncos y la forma en la que sus respectivas copas se entrelazan, formando una hermosa cúpula vegetal.
En esta zona existe una ermita (capilla de A Madalena) y se han encontrado los restos de un castro. Mágico, ¿verdad?
Curros da Valga, Torroña y Mougás
También de piedra son los recintos de los curros de Oia. En este municipio del Baixo Miño se celebran el famoso curro de Mougás (segundo domingo de junio), el de Torroña (primer domingo de junio) y el de A Valga (segundo domingo de mayo. Es el que abre la temporada en toda Galicia). El domingo del curro los caballos que se crían en libertad en el monte son reunidos por las familias propietarias para desparasitarlos, cortarles las crines y marcar a las crías que han nacido.
Se trata de una celebración con aire de romería, puesto que hasta las inmediaciones del recinto del curro se desplazan familiares, vecinos y vecinas y personas con curiosidad, que permanecen toda la jornada realizando una comida campestre, diversas labores y celebraciones.
En verano se celebran unos segundos curros, llamados curros das moscas, que son más familiares. Se trata de reforzar el desparasitado para ayudar a los caballos a prepararse para pasar el invierno.
Esta tradición, al igual que la presencia de los caballos en la Serra da Groba, tiene un origen que se pierde en la memoria de los tiempos. En nuestras visitas guiadas también visitamos alguno de estos lugares y desvelamos parte de la historia, los secretos y ritos de esta celebración, así de las singularidades que caracterizan a las rapas das bestas de esta zona de Galicia.